uía completa para practicar con seguridad y saber cuándo hacer una pausa
El pilates y el embarazo: una combinación poderosa… si se adapta bien
El pilates durante el embarazo es una de las formas más recomendadas de mantener una actividad física segura y consciente.
Ayuda a mejorar la postura, la movilidad, el control del suelo pélvico y la respiración, preparándote tanto para el parto como para el postparto.

Sin embargo, como toda actividad física, existen casos concretos en los que no es recomendable practicar pilates o en los que deben hacerse pausas, adaptaciones o suspensiones temporales.
Por eso, si estás embarazada y te preguntas cuándo evitar el pilates durante el embarazo, aquí encontrarás una guía clara, con información respaldada por profesionales y adaptada a cada etapa de la gestación.

¿Cuándo evitar el pilates durante el embarazo?
A continuación, repasamos las situaciones en las que se debe evitar la práctica de pilates, total o parcialmente.
Algunas son temporales y otras requieren una evaluación médica específica.
1. Durante el primer trimestre, si hay riesgo elevado
Aunque muchas mujeres pueden practicar pilates en el primer trimestre, si existen antecedentes de:
- Abortos espontáneos previos;
- Sangrados en las primeras semanas;
- Embarazos múltiples con riesgo;
- Diagnóstico de embarazo ectópico.
…es fundamental consultar al médico antes de iniciar cualquier ejercicio.
En estos casos, se recomienda evitar movimientos intensos y centrarse en respiración, visualización y relajación.

2. Cuando se presenta preeclampsia
La preeclampsia es una condición grave del embarazo que incluye hipertensión, retención de líquidos y alteraciones en órganos clave.
En estos casos, incluso el ejercicio suave puede agravar los síntomas.
Evita cualquier tipo de práctica, incluyendo pilates, a menos que el médico indique lo contrario.
3. En caso de placenta previa o desprendimiento de placenta
Cualquier situación que implique riesgo de sangrado o desprendimiento requiere reposo absoluto.
No debe realizarse ningún tipo de ejercicio físico sin la aprobación del equipo médico.

4. Si sientes malestar, mareos o presión abdominal
A veces, no hace falta una patología grave para que debas detener una sesión de pilates.
Escucha tu cuerpo si experimentas:
- Dolor abdominal;
- Mareos o visión borrosa;
- Dolor lumbar agudo;
- Palpitaciones o falta de aire;
- Sensación de peso excesivo en la pelvis.
Ante cualquiera de estos signos, detén la actividad, hidrátate y consulta con tu especialista antes de retomar.

Señales de alerta: cuándo hacer una pausa
Incluso si no existe una contraindicación médica específica, es importante saber cuándo parar:
- Te sientes agotada o con dolor muscular excesivo después del ejercicio;
- Notas disminución de los movimientos fetales tras la práctica;
- Tienes molestias al cambiar de postura o al incorporarte;
- No puedes mantener el equilibrio, sobre todo en el tercer trimestre.
Recuerda: la prioridad no es “cumplir con la rutina”, sino escuchar al cuerpo y adaptarse.
Pilates sí, pero con un instructor capacitado
Si estás en condiciones de practicar, asegúrate de que tu clase de pilates para embarazadas esté guiada por un instructor certificado y con experiencia en embarazos.

El profesional podrá:
- Adaptar los movimientos según tu trimestre y condición física;
- Evitar posturas que compriman el abdomen o afecten la columna vertebral;
- Proporcionar ejercicios seguros para el fortalecimiento del suelo pélvico;
- Fomentar el uso de apoyos como pelotas, pared o sillas.
¿Y si ya practicaba pilates antes de embarazarme?
Muchas mujeres que ya practicaban pilates antes del embarazo pueden continuar con una rutina adaptada. Sin embargo:
- No intentes mantener el mismo nivel de intensidad ni exigencia;
- Evita ejercicios de impacto o con cargas excesivas;
- Prioriza el trabajo respiratorio, la elongación y la conciencia corporal;
- En el tercer trimestre, da preferencia a ejercicios en posiciones sentadas, de lado o de pie con apoyo.
Beneficios del pilates bien guiado durante el embarazo
Cuando se realiza en el momento adecuado y con las adaptaciones necesarias, el pilates puede:
- Aliviar el dolor de espalda;
- Mejorar la circulación y movilidad articular;
- Reducir el estrés y la ansiedad;
- Favorecer una mejor postura y control del núcleo;
- Preparar el cuerpo para un parto activo y consciente.
El secreto está en la medida: practicar con suavidad, en el momento correcto, y con el acompañamiento adecuado.
Conclusión: cada embarazo es único, y tu práctica también
El pilates puede ser una gran herramienta de bienestar para la mujer embarazada.
Pero también puede no ser el momento.
Saber cuándo evitar el pilates durante el embarazo no significa renunciar al movimiento, sino respetar los tiempos del cuerpo, la vida que crece dentro de ti, y las señales que se presentan.

Muévete si puedes, pero descansa si lo necesitas.
Escoge la práctica desde la escucha y no desde la presión.
Porque no hay mejor ejercicio que aquel que te hace sentir bien, segura y en conexión con tu maternidad.